lunes, 10 de septiembre de 2018

Introducción a la lectura de la "Divina Comedia" de Dante Alighieri

Cuatro charlas a cargo del Cngo. Alexis Louvet (Santa Fe, Argentina) que nos introducen a la lectura de la obra literaria y espiritual más significativa del cristianismo: la "Divina Comedia". Con una primera parte sobre la "Vita Nuova", obra de juventud de Dante, que nos proporciona la clave de lectura de la obra mayor.
VIDA NUEVA:
 
INFIERNO:
PURGATORIO:
PARAÍSO:

domingo, 2 de septiembre de 2018

"Beowulf" como espejo de "El Señor de los Anillos"

Traigo a la consideración de los lectores algunos fragmentos del ensayo de Tolkien "Beowulf: los monstruos y los críticos" (1936). Es notable que los aspectos más resaltado por Tolkien en el antiguo poema anglosajón son los mismos que guiarán sus pasos en la creación de su propia obra capital, "El Señor de los Anillos". Al leer estos párrafos sobre el poeta anónimo del Beowulf, uno se siente tentado a aplicarlos naturalmente a Tolkien como poeta y autor. Los mismos temas de fondo (la mortalidad), el mismo espíritu (la nostalgia), y algunos recursos compartidos (como la creación de la sensación de una profundidad de campo mediante alusiones a antiguos textos y tradiciones).


«Aún podemos ver al hæleð caminar por su escenario, decorado con tapices tejidos con antiguos relatos de ruina. Al leer su poema como tal, en vez de como una colección de episodios, nos damos cuenta de que quien escribió hæleð under heofenum [héroes bajo los cielos] pudo haber querido decir en términos de diccionario “héroes bajo el cielo”, o bien “hombres benditos sobre la tierra”, pero él y sus oyentes estaban pensando en el eormengrund, la gran tierra cercada por el garsecg, el mar sin orillas, bajo la inalcanzable bóveda celeste; y sobre esa tierra, como si estuvieran en un pequeño círculo de luz, unos hombres, con su valentía como único sostén, se lanzaban a la batalla contra el mundo hostil y la semilla de la oscuridad, que termina para todos –incluso para reyes y campeones- en derrota. (...) 

Beowulf no es, por lo tanto, el héroe de una balada heroica precisamente. No tiene lealtades enfrentadas ni un amor desventurado. Es un hombre, y eso para él y para muchos otros es suficiente tragedia. No se trata de un accidente irritante el que el tono del poema sea tan elevado y su tema algo tan pegado a la tierra. Es el tema en su seriedad suprema lo que engendra la dignidad del tono: lif is læne: eal scæceð leoht and lif somod [la vida se desvanece: todo pasa, la luz y la vida a una]. Tan absoluto e ineluctable es el pensamiento subyacente que, a aquellos que en el círculo iluminado, en el interior del castillo sitiado, permanecen absortos en el trabajo o en la charla sin mirar a las almenas, ni les importa ni les sobrecoge. (...)

Un cristiano era (y es) todavía como sus antepasados, un mortal cercado en un mundo hostil. (...) La tragedia de la gran derrota temporal persiste por un momento, punzante, pero finalmente deja de ser importante. No es derrota, puesto que el fin del mundo es parte del plan de Metod, el Árbitro que está por encima del mundo mortal. Más allá se atisba una posibilidad de victoria eterna (o eterna derrota), y la batalla real se plantea entre el alma y sus adversarios. (...)

Su autor [del Beowulf] aún está ocupado principlamente por el asunto del hombre sobre la tierra, retomando desde una nueva perspectiva un tema antiguo: ese hombre, cada hombre y todos los hombres, y todas sus obras, perecerán. Un tema que ningún cristiano debe despreciar. (...) El hombre, un extraño en un mundo hostil, envuelto en una lucha que no puede ganar mientras el mundo exista, recibe la certeza de que sus enemigos lo son también de Drythen [el Capitán = Dios]; de que su valentía, noble en sí misma, es a la vez la más elevada lealtad: así lo dijo el único y sabio. (...)

En el Beowulf tenemos, así pues, un poema histórico sobre el pasado pagano, o bien un intento de crear uno. (...) Es un poema obra de un hombre letrado que escribe sobre tiempos antiguos; que, mirando hacia el heroísmo y la pena, siente en ellos algo permanente y simbólico a la vez. (...)

Beowulf no es un cuadro real de la Dinamarca, la Gautlandia o la Suecia históricas de alrededores del año 500, sino que es... desde una perspectiva general, un cuadro coherente, una construcción que exhibe claramente las marcas de un diseño y un pensamiento. Como conjunto, debió de conseguir crear admirablemente en la mente de los coetáneos del poeta la ilusión de que levantaba el velo de un pasado pagano pero noble, y cargado de una profunda significación, un pasado que poseía él mismo una profundidad y que se perdía en el tiempo, en una oscura antigüedad de dolor. Esta sensación de profundidad es un efecto y una justificación del empleo de episodios y alusiones a antiguos relatos, en su mayoría más oscuros, más paganos y desesperados que el ofrecido en primer plano. (...)

Beowulf no es poema “primitivo”; es un poema tardío, que emplea los materiales... que se conservaban de una época que estaba pasando, de un tiempo que ahora se ha desvanecido para siempre, tragado por el olvido. (...) Es antiguo para nosotros; y no obstante su creador estaba hablando de cosas ya antiguas y cargadas de añoranza, y empleó todo su arte para conseguir que ese toque de profunda tristeza que embarga el corazón, punzante y lejana, se hiciera más intenso.»