viernes, 31 de marzo de 2017

Salir con Cristo del Laberinto



«Efectivamente, como los que, hallándose sin poder atravesar los recovecos de los laberintos, si dan con una persona experta en los mismos y la siguen en su marcha hacia atrás consiguen atravesar las complicadas y engañosas revueltas del edificio, y no lograrían atravesarlas si no fueran siguiendo las huellas del que guía, así también tú, piensa que el laberinto de esta vida sería imposible de atravesar por la naturaleza humana, si no se tomara el mismo camino por el cual salió del encierro el que estuvo en él.

Laberinto llamo, en sentido figurado, a la prisión sin salida de la muerte, donde fue encerrada la desventurada humanidad. Así pues, ¿qué hemos contemplado en el autor de nuestra salvación? Estado de muerte durante tres días, y vida nuevamente. Por tanto tenemos que imaginarnos también en nosotros algo semejante...»

San Gregorio de Nisa: La gran catequesis (XXXV,3 y 4)