sábado, 22 de agosto de 2015

Cuando Vingilot navegó en Génova

Apenas si nos quedan una fotos del Congreso Eucarístico Nacional en Italia, realizado en 1923 en la ciudad de Génova. La mayoría de ellas guardan para siempre la memoria de una nao extraordinaria: aquella en la que el Santísimo Sacramento fue llevado en procesión acuática aquellos días. ¿Cómo no asociarlo al maravilloso Vingilot, Rôthinzil? El barco con proa de cisne, guiado por Eärendil (nuncio de Cristo en un antiguo poema estudiado por Tolkien) en el que brilla eternamente el último Silmaril, y elevado a los cielos es ahora el Lucero del Alba que lleva la luz de la esperanza a todos los Pueblos Libres. Contra él luchó Ancalagon el Negro, pero no pudo derrotarlo.

Aunque las fechas permitirían saltar de la mera coincidencia a algún tipo de relación (la historia de Eärendil comenzada en 1914 con algunos poemas y luego abandonada, es retomada por Tolkien en 1926 y llevada al resultado que conocemos por el "Quenta Silmarillion"), sin embargo prefiero mantener la simple relación notando que ambas creaciones (la del británico Tolkien y la de los astilleros genoveses) tienen el mismo "humus", la espiritualidad e iconografía católicas. La referencia más inmediata es el episodio de la leyenda arturiana en el que Lohengrin, hijo de Parsifal, navega impulsado por un cisne en el heroico rescate de la dama Elsa, y por lo que pasa a ser llamado "Caballero del Cisne". La referencia más lejana es el mito del nacimiento de Apolo rodeado de cisnes o incluso portado por uno.