martes, 15 de septiembre de 2015

Mitopoeia (Mythopoeia) de J.R.R. Tolkien

Un poema sobre el arte sub-creador, sobre el sentido de la "obsesión" humana por crear mitos. Una defensa de la fantasía poética contra la visión materialista y nihilista del mundo. De carácter poético-filosófico-teológico, puede considerarse una unidad con el ensayo del mismo autor "Sobre los cuentos de hadas" (cuya lectura recomiendo encarecidamente).

Aquí dejo la versión al castellano hecha por Alexis Lovet con la colaboración de Matías Vecino, teniendo como base las versiones de Julio César Santoyo y José M. Santamaría así como la de Rubi Brandigamo en: http://www.anarda.net/tolkien/mitopoeia.html

MITOPOEIA

A aquel que dice que los mitos son mentiras, y por tanto sin valor, aunque sean “soplados en trompetas de plata”.

Filomito a Misomito

Miras los árboles y así los denominas,
(los árboles son “árboles” y creciendo es “crecer”);
caminas por la tierra y hollas con paso solemne
uno de los muchos orbes menores del Espacio:
una estrella es una estrella, una esfera de materia
obligada a seguir matemáticas sendas
entre lo reglamentado, frío, vacío,
donde a cada instante átomos predestinados declinan.

Por mandato de una Voluntad que reverenciamos
(como debemos), pero que apenas comprendemos,
grandes procesos ocurren, el Tiempo se desenvuelve
desde oscuros principios hasta metas inciertas;
y como en un palimpsesto sin clave
con letras y pinturas de variados matices,
innumerable multitud de formas aparece
ora torvas, ora delicadas, unas bellas, otras raras,
extrañas entre sí, pero descendientes de un
remoto Origo, mosquito, hombre, piedra y sol.

Dios hizo las pétreas piedras, los arbóreos árboles,
la telúrica tierra, las estelares estrellas, y esos
homúnculos hombres que caminan por el suelo
con nervios que estremece el contacto de la luz y el sonido. 
Los movimientos del mar, el viento en las ramas,
la hierba verde, la lenta singularidad de las vacas,
el trueno y el relámpago, pájaros que giran y gritan,
el barro que sale del barro a vivir y a morir,
cada cual se registra debidamente y se graba
en los pliegues cerebrales con marcas distintas.

Mas los árboles no son “árboles” hasta que se los nombra y contempla,
y nunca se los llamó así hasta que hubo aquellos
que desplegaron el intrincado aliento del lenguaje,
débil eco y borrosa imagen del mundo,
pero ningún registro ni fotografía,
siendo adivinación, juicio y risa,
responde a aquellos cuyo interior agitan
hondos movimientos admonitorios, emparentados
con la vida y la muerte de árboles, bestias, estrellas:
cautivos libres que socavan barrotes sombríos,
escavando lo conocido por experiencia
y extrayendo la vena del espíritu a partir del sentido.
Grandes poderes sacan lentamente de sí mismos,
y mirando atrás contemplan a los elfos
que trabajan en las sutiles forjas de la mente,
y luz y oscuridad entretejidas en telares secretos.

No ve las estrellas quien no las ve ante todo
hechas de plata viva que estalla de pronto
en llamas como flores, en una antigua canción,
cuyo eco tras la música
hace mucho tiempo persigue.  No hay firmamento,
un mero vacío, si no  es una tienda enjoyada
tejida de mitos y adornada por elfos; y ninguna tierra,
si no es el vientre materno donde todo tiene nacimiento.

El corazón del hombre no está hecho de engaños,
y obtiene sabiduría del único que es Sabio,
y todavía lo invoca.  Aunque ahora exiliado,
el hombre no se ha perdido ni del todo ha cambiado. 
Quizá ha perdido la Gracia, pero no ha sido destronado,
y aún conserva los harapos de su señorío,
su dominio del mundo por el acto creativo:
No es suyo adorar al gran Artefacto.
Hombre, Sub-creador, la luz refractada
a través de quien se fragmenta un único Blanco
en numerosos matices que se combinan sin fin
en formas vivas que van de mente en mente.
Aunque hallamos llenado todas las grietas del mundo
con elfos y duendes, aunque nos atrevimos a fabricar
Dioses y sus casas de oscuridad y de luz,
y hallamos sembrado semillas de dragones, era nuestro derecho
(usado bien o mal). El derecho no ha decaído.
Creamos todavía por la ley en la que fuimos creados.

¡Sí! ¡Hilamos “sueños de deseos cumplidos”, para engañar
nuestros tímidos corazones y derrotar el feo Hecho !
¿De dónde viene el deseo y de dónde el poder de soñar
y el de juzgar que unas cosas son hermosas y otras feas?
No todos los deseos son ociosos, ni en vano
soñamos su cumplimiento— pues el dolor es dolor,
no se desea por sí mismo, es una enfermedad,
que fortalece o subyuga la voluntad
en igual desgracia. Y sólo esto del Mal
es terriblemente cierto: que es Mal. 

Benditos los corazones tímidos que el mal odia,
que tiemblan bajo su sombra pero aún le cierran la puerta;
no buscan negociar, y en un aposento resguardado,
aunque pequeño y sencillo, sobre un rústico telar
tejen telas doradas para el lejano día
en el que esperan y creen bajo el imperio de la Sombra.

Benditos los hombres de la raza de Noé que construyeron
sus pequeñas arcas, aunque frágiles y pobremente provistas,
y con vientos contrarios avanzan hacia un fantasma,
hacia el rumor de un puerto que prevé la fe.

Benditos los creadores de leyendas con sus rimas
sobre cosas que no se encuentran en el registro del tiempo.
No son ellos quienes olvidaron la Noche,
o nos invitan a huir hacia los deleites organizados
en islas-loto de bendición económica
almas perjuras por ganar un beso de Circe
(y como imitación, producido a máquina,
la falsa seducción del dos veces seducido).
Aquellas islas divisaron a lo lejos, y otras aún más preciosas,
y aquellos que oyen de ellas deben aún tener cuidado.
Ellos han visto la Muerte y la última derrota,
y no obstante no retroceden desesperados,
pues a menudo a la victoria han vuelto la lira
y a amables corazones de fuego legendario,
iluminando el Ahora y oscuros días que Han sido
con luz de soles como aún ningún hombre ha visto.

Quisiera poder cantar con los trovadores
y evocar lo no visto con un tañido de cuerda.
Quisiera estar con los marineros del mar profundo
que sus esbeltas tablas cortan en escarpadas montañas
y viajan en una misión vaga y errante,
pues algunos han pasado más allá del legendario Occidente.
Quisiera ser contado entre los locos bajo asedio
que guardan la fortaleza interior donde su oro,
sucio y escaso, aún conservan lealmente,
para acuñar la vaga imagen de un rey lejano,
o en banderas fantásticas tejer los brillantes
emblemas heráldicos de un señor aún no visto.

No quiero caminar con vuestros monos evolucionados,
erecto y sapiente. Ante ellos se abre
el abismo oscuro adonde su progreso lleva
si por misericordia de Dios el progreso termina,
y no vuelve incesantemente al mismo
curso estéril cambiándole el nombre.
No quiero avanzar por ese camino chato y polvoriento,
señalando esto y aquello como “esto” y “aquello”,
vuestro mundo inmutable donde no tiene parte
el pequeño creador en el arte de crear.
No me inclinaré delante de la Corona de Hierro,
ni dejaré caer mi propio pequeño cetro dorado.

Quizá en el Paraíso el ojo se extravíe
con la contemplación del Día imperecedero
para ver el día iluminado, y renovar
con la verdad reflejada el retrato de la Verdad.
Entonces al ver la Tierra Bendecida verá
que todo es como es, y sin embargo ha sido liberado: 
La salvación no cambia ni destruye
ni al jardín ni al jardinero, ni a los niños ni a sus juguetes.
El Mal ya no se verá, pues el mal no reside
en el cuadro de Dios sino en el ojo torcido,
ni en la fuente sino en la elección maliciosa,
ni en el sonido sino en la voz desentonada.
En el Paraíso ya no se verán fuera de lugar;
y aunque creen cosas nuevas no harán mentiras.
Seguramente todavía crearán, pues no habrán muerto,
y habrá llamas en las cabezas de los poetas
 y arpas donde caerán precisos los dedos:
 allí cada uno elegirá para siempre del Todo.


MYTHOPOEIA


To one who said that myths were lies and therefore worthless, even though 'breathed through silver'.

Philomythus to Misomythus

You look at trees and label them just so,
(for trees are 'trees', and growing is 'to grow');
you walk the earth and tread with solemn pace
one of the many minor globes of Space:
a star's a star, some matter in a ball
compelled to courses mathematical
amid the regimented, cold, inane,
where destined atoms are each moment slain.

At bidding of a Will, to which we bend
(and must), but only dimly apprehend,
great processes march on, as Time unrolls
from dark beginnings to uncertain goals;
and as on page o'erwritten without clue,
with script and limning packed of various hue,
an endless multitude of forms appear,
some grim, some frail, some beautiful, some queer,
each alien, except as kin from one
remote Origo, gnat, man, stone, and sun.

God made the petreous rocks, the arboreal trees,
tellurian earth, and stellar stars, and these
homuncular men, who walk upon the ground
with nerves that tingle touched by light and sound.
The movements of the sea, the wind in boughs,
green grass, the large slow oddity of cows,
thunder and lightning, birds that wheel and cry,
slime crawling up from mud to live and die,
these each are duly registered and print
the brain's contortions with a separate dint.

Yet trees are not 'trees', until so named and seen
and never were so named, till those had been
who speech's involuted breath unfurled,
faint echo and dim picture of the world,
but neither record nor a photograph,
being divination, judgement, and a laugh
response of those that felt astir within
by deep monition movements that were kin
to life and death of trees, of beasts, of stars:
free captives undermining shadowy bars,
digging the foreknown from experience
and panning the vein of spirit out of sense.
Great powers they slowly brought out of themselves
and looking backward they beheld the elves
that wrought on cunning forges in the mind,
and light and dark on secret looms entwined.

He sees no stars who does not see them first
of living silver made that sudden burst
to flame like flowers beneath an ancient song,
whose very echo after-music long
has since pursued. There is no firmament,
only a void, unless a jewelled tent
myth-woven and elf-patterned; and no earth,
unless the mother's womb whence all have birth.

The heart of Man is not compound of lies,
but draws some wisdom from the only Wise,
and still recalls him. Though now long estranged,
Man is not wholly lost nor wholly changed.
Dis-graced he may be, yet is not dethroned,
and keeps the rags of lordship once he owned,
his world-dominion by creative act:
not his to worship the great Artefact,
Man, Sub-creator, the refracted light
through whom is splintered from a single White
to many hues, and endlessly combined
in living shapes that move from mind to mind.
Though all the crannies of the world we filled
with Elves and Goblins, though we dared to build
Gods and their houses out of dark and light,
and sowed the seed of dragons, 'twas our right
(used or misused). The right has not decayed.
We make still by the law in which we're made.

Yes! 'wish-fulfilment dreams' we spin to cheat
our timid hearts and ugly Fact defeat!
Whence came the wish, and whence the power to dream,
or some things fair and others ugly deem?
All wishes are not idle, nor in vain
fulfilment we devise -- for pain is pain,
not for itself to be desired, but ill;
or else to strive or to subdue the will
alike were graceless; and of Evil this
alone is deadly certain: Evil is.

Blessed are the timid hearts that evil hate
that quail in its shadow, and yet shut the gate;
that seek no parley, and in guarded room,
though small and bate, upon a clumsy loom
weave tissues gilded by the far-off day
hoped and believed in under Shadow's sway.

Blessed are the men of Noah's race that build
their little arks, though frail and poorly filled,
and steer through winds contrary towards a wraith,
a rumour of a harbour guessed by faith.

Blessed are the legend-makers with their rhyme
of things not found within recorded time.
It is not they that have forgot the Night,
or bid us flee to organized delight,
in lotus-isles of economic bliss
forswearing souls to gain a Circe-kiss
(and counterfeit at that, machine-produced,
bogus seduction of the twice-seduced).
Such isles they saw afar, and ones more fair,
and those that hear them yet may yet beware.
They have seen Death and ultimate defeat,
and yet they would not in despair retreat,
but oft to victory have tuned the lyre
and kindled hearts with legendary fire,
illuminating Now and dark Hath-been
with light of suns as yet by no man seen.

I would that I might with the minstrels sing
and stir the unseen with a throbbing string.
I would be with the mariners of the deep
that cut their slender planks on mountains steep
and voyage upon a vague and wandering quest,
for some have passed beyond the fabled West.
I would with the beleaguered fools be told,
that keep an inner fastness where their gold,
impure and scanty, yet they loyally bring
to mint in image blurred of distant king,
or in fantastic banners weave the sheen
heraldic emblems of a lord unseen.

I will not walk with your progressive apes,
erect and sapient. Before them gapes
the dark abyss to which their progress tends
if by God's mercy progress ever ends,
and does not ceaselessly revolve the same
unfruitful course with changing of a name.
I will not treat your dusty path and flat,
denoting this and that by this and that,
your world immutable wherein no part
the little maker has with maker's art.
I bow not yet before the Iron Crown,
nor cast my own small golden sceptre down.

In Paradise perchance the eye may stray
from gazing upon everlasting Day
to see the day illumined, and renew
from mirrored truth the likeness of the True.
Then looking on the Blessed Land 'twill see
that all is as it is, and yet made free:
Salvation changes not, nor yet destroys,
garden nor gardener, children nor their toys.
Evil it will not see, for evil lies
not in God's picture but in crooked eyes,
not in the source but in malicious choice,
and not in sound but in the tuneless voice.
In Paradise they look no more awry;
and though they make anew, they make no lie.
Be sure they still will make, not being dead,
and poets shall have flames upon their head,
and harps whereon their faultless fingers fall:
there each shall choose forever from the All.
 


3 comentarios:

  1. Realmente una belleza y una profundidad asombrosas. He aquí el sentido de escribir y jugar con las palabras a partir de nombrar ese mundo conocido como metáfora e imagen antes que por la ciencia. Muchas gracias!!!

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  2. Comprender la lengua, entender qué implica realmente valerse de palabras y que las palabras sean estas y no otras. Hay en el fondo de cada idioma una concepción del mundo, una percepción particular e histórica pero igualmente esencial y conceptual que enriquece la razón.
    ¡Bienaventurados los que aprendieron a usar el lenguaje para hacernos mejores personas!
    ¡Bienaventurados los que tejieron telarañas que nos envolvieron con belleza hasta conquistarnos el alma con sus palabras!
    ¡Bienaventurados los que honran su esencia y su "telos" trascendente predicando y cultivando con tan delicada, sutil y potente herramienta el valor del Espíritu y la Vida como ofrenda y camino a resguardar!
    ¡Bienaventurado sea el Creador que nos da ese enorme regalo-cruz de recrear su Obra con y desde nuestra Finitud hacia y hasta la Eternidad!

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  3. Una Belleza poética tan profunda como reveladora. Está todo el sentido y el por qué resumido en esta ofrenda a un Creador al que se le rinde homenaje, culto y pleitesía en cada obra literaria y si se me permite ir más allá, en cada obra de arte. El Mito como puente entre el percibir y el conocer, como herrramienta para llegar a la Verdad a través de la Belleza, el Mito omnipresente en la Historia de la Humanidad (porque el Mito es específicamente Humano).
    Gracias, Tolkien, por tanta Sabiduría y tanto talento para explicarnos a los legos....

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