El lugar de las cosas bellas e inútiles (al menos para el hobbit que suscribe)
lunes, 16 de marzo de 2015
Perseverar en la alegría
“Mi testamento filosófico” de Jean Guitton (fragmento).
“San Pedro me interrogó primero.
- Jean Guitton, ¿Qué has hecho de tu vida?
- He filosofado.
- ¿Qué quiere decir eso?
- He aprendido a morir.
- ¿Cómo lo aprendiste?
- Mirando a Cristo.
- ¿Quién te enseñó a mirarlo?
- La que le dio la vida y lo vio morir en la cruz. Ella fue quien me enseñó.
- ¿Cómo te lo enseñó?
- Mientras escribía un libro acerca de ella.
San Juan tomó la palabra. Él es mi santo patrono. La víspera del día en que Jesús sufrió, él reposó su cabeza en el pecho del Señor. Tal fue el sacramento por el cual recibió el conocimiento de lo insondable. Yo lo amaba. Cien años que me hablaba de ta tou kuriou pneumatika. (“Todo lo que llenaba el espíritu del Señor”) Y ahora lo veía. Su voz era más firme de lo que yo hubiese creído. Su estatura más alta. Su rostro irradiaba la luz de la Verdad.
Jean – me preguntó- ¿Qué es morir?
- Es perderlo todo, abandonarlo todo y abandonarse en manos de Dios.
- ¿Por qué es importante morir?
- Porque es el único momento de la vida en que se puede dar absolutamente todo y sin retorno.
- ¿Y qué es vivir bien?
- Es vivir cada instante como se moriría si se muriera bien.
- ¿Qué es morir bien?
Miré a Santa Teresa y la respuesta me vino, fulgurante:
-Morir de Amor.
-Jean, ¿Qué es el amor?
-Amar es darlo todo y darse uno mismo.
San Juan se ensimismó. Ozanam preguntó:
- Jean, ¿Es triste morir?
- Es triste para los demás.
- ¿Y para uno mismo?
- Es triste, si pensamos en la tristeza de los otros.
- Jean, ¿Has muerto triste?
- Quise perseverar en la alegría.”
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